Gloria Conde/ El pasado sábado nos dejaba, en Madrid, el cineasta Luis García Berlanga a los 89 años de edad. Berlanga deja a sus espaldas una brillante carrera profesional por su aportación al cine español desde sus inicios. Es por esto, que recibió el Premio Nacional de Cinematografía en 1981 y la Medalla de Oro de Bellas Artes en 1983, además de representar a España en los Óscar en varias ocasiones.
No podíamos dejar de homenajear su obra, por la importancia de sus películas y porque han sido un referente para toda la trayectoria del cine en España. Su primera película fue “Esa pareja feliz” del año 1951 y la cual dirigió junto a Juan Antonio Bardem, pero son, sobre todo tres, las obras que más convirtieron a Berlanga en un mito del cine español: “¡Bienvenido, Mr. Marshall” (1952), “Plácido” (1961) y “El Verdugo” (1963).
Años más tarde, en los ochenta, también dirigió películas como “La vaquilla”, “Moros y cristianos” y “Todos a la cárcel” en los noventa, siendo su última película “París- Tombuctú” en el año 1999. Su cine se caracteriza por su ironía y sus sátiras sobre diferentes situaciones sociales y políticas de la época y por su crítica esperpéntica de la realidad española. Esto, sin duda, requería de habilidad e ingenio ya que muchas de sus películas las realizó durante toda la dictadura franquista. Aquí radica, en gran parte, la gran importancia de su aportación al cine español.
En 1986 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y en 1993 el premio Goya al mejor director por su película “Todos a la cárcel”. En 2002, con ocasión del 50 aniversario de su película “¡Bienvenido, Mr. Marshall” y el fallecimiento de unos de sus hijos, Berlanga se retiraba del cine.
Maestro de maestros, Berlanga siempre será recordado por su renovación, en tiempos de posguerra, del cine español.
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